La magia de compartir.
El pasado martes estuve en mi
antiguo instituto, el Olorda de sant Feliu de Llobregat. Hacía más de treinta
años que no había estado en el centro en que estudié BUP y COU, y supuso para
mí una experiencia entrañable. Fue muy emotivo volver al instituto donde pasé
cuatro años importantísimos para mí, donde decidí que me iba a dedicar a la
docencia, donde conocí a personas que iban a cambiar para siempre mi vida.
Me sorprendió el aspecto tan
actualizado y fresco de mi antiguo instituto, y es que, como pude comprobar enseguida,
es un centro absolutamente vivo, lleno que gestes con ganas de trabajar, crecer
y compartir. Y es que compartir es algo mágico, como lo fue el encuentro que
tuve con dos grupos de la ESO que habían leído Dos muertos y pico y que tenían unas ganas enormes de conocer cómo
se había escrito el libro y de compartir conmigo su cariño y simpatía por los
protagonistas de la novela. Fue muy divertido conocer a mis lectores y
descubrir con qué personaje de la novela se identificaba cada uno. Fue algo mágico,
como si durante unas horas todos hubiéramos cruzado la barrera que separa el
mundo imaginario de la literatura y la realidad para encontrarnos en la sala de
actos con el Dani y sus colegas sentados entre los alumnos del institut Olorda
de sant Feliu.
A todos ellos, gracias por hacer
un sueño realidad.