Ayer pasé un rato estupendo en el institut Pompeu Fabra de Martorell (Barcelona) charlando con los cinco grupos de 1º de la ESO que ha leído Dos muertos y pico. Fue realmente fantástico. Siempre me sorprenden los saludos tan cálidos y entrañables con que me reciben todos los chavales que han leído la obra. Supongo que, de alguna manera, es como si se reencontraran con alguien que ya conocieran, aunque a en realidad, muchas veces, es la primera vez que me ven. Es una de las cosas hermosas de la literatura, que crea lazos invisibles y afectivos entre los personajes, los autores y los lectores aunque vivan en lugares muy distintos e inclusos siglos diferentes. Bendita literatura, bendita amistad. Gracias Bernat, gracias Ángel, gracias Claudia, gracias Sara, gracias a todos los alumnos del Ponpeu Fabra por vuestro cariño.
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