Queridos amigos:
Acabo de ver que El Banco del Libro de Venezuela recomienda Dos muertos y pico, y ya os podéis imaginar la alegría que me he llevado, y como otras veces he pensado en el paralelismo que para mí hay entre mis hijos de carne y hueso y mis libros, que al fin y al cabo, también son hijos de mis entrañas. Como también soy profesor, en seguida he pensado en lo anchos que nos ponemos todos los padres cuando vamos a hablar con los tutores de nuestros hijos y nos alaban todas sus virtudes. En esos momentos se olvida uno de todas las noches en vela, de todas las regañinas, de toda la santa paciencia que a veces hemos tenido que gastar. Y eso mismo pasa con un libro, apenas alguien nos habla bien de nuestra criaturita de papel y tinta, se nos cae la baba y nos olvidamos de las horas pasadas delante del folio en blanco, de los tachones y más tachones, de las manos temblorosas que rasgan el sobre con la respuesta de las editoriales. Sufrir,... amar, ¡qué hermoso es ser padre!
Acabo de ver que El Banco del Libro de Venezuela recomienda Dos muertos y pico, y ya os podéis imaginar la alegría que me he llevado, y como otras veces he pensado en el paralelismo que para mí hay entre mis hijos de carne y hueso y mis libros, que al fin y al cabo, también son hijos de mis entrañas. Como también soy profesor, en seguida he pensado en lo anchos que nos ponemos todos los padres cuando vamos a hablar con los tutores de nuestros hijos y nos alaban todas sus virtudes. En esos momentos se olvida uno de todas las noches en vela, de todas las regañinas, de toda la santa paciencia que a veces hemos tenido que gastar. Y eso mismo pasa con un libro, apenas alguien nos habla bien de nuestra criaturita de papel y tinta, se nos cae la baba y nos olvidamos de las horas pasadas delante del folio en blanco, de los tachones y más tachones, de las manos temblorosas que rasgan el sobre con la respuesta de las editoriales. Sufrir,... amar, ¡qué hermoso es ser padre!
Aunque no soy madre, puedo imaginar que la comparación es bastante buena.
ResponderEliminarMi experiencia con mis dibujos es parecida: me alegro mucho cuando me hablan bien de ellos, sufro cuando los dejo solos durante un rato en la copistería i me descubro diciéndoles cosas bonitas a mis personajes a medida que les voy dando forma. :)
Por cierto, felicidades por la noticia!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Pues ya sabes lo que es ser madre, sí señora!
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