domingo, 22 de julio de 2012

Queridos amigos:

Acabo de ver que El Banco del Libro de Venezuela recomienda Dos muertos y pico, y ya os podéis imaginar la alegría que me he llevado, y como otras veces he pensado en el paralelismo que para mí hay entre mis hijos de carne y hueso y mis libros, que al fin y al cabo, también son hijos de mis entrañas. Como también soy profesor, en seguida he pensado en lo anchos que nos ponemos todos los padres cuando vamos a hablar con los tutores de nuestros hijos y nos alaban todas sus virtudes. En esos momentos se olvida uno de todas las noches en vela, de todas las regañinas, de toda la santa paciencia que a veces hemos tenido que gastar. Y eso mismo pasa con un libro, apenas alguien nos habla bien de nuestra criaturita de papel y tinta, se nos cae la baba y nos olvidamos de las horas pasadas delante del folio en blanco, de los tachones y más tachones, de las manos temblorosas que rasgan el sobre con la respuesta de las editoriales. Sufrir,... amar, ¡qué hermoso es ser padre!

3 comentarios:

  1. Aunque no soy madre, puedo imaginar que la comparación es bastante buena.
    Mi experiencia con mis dibujos es parecida: me alegro mucho cuando me hablan bien de ellos, sufro cuando los dejo solos durante un rato en la copistería i me descubro diciéndoles cosas bonitas a mis personajes a medida que les voy dando forma. :)
    Por cierto, felicidades por la noticia!

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  3. ¡Pues ya sabes lo que es ser madre, sí señora!

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